Por Juan Tomás Valenzuela
El uso de verifone
en el culto religioso,
ha hecho menos tortuoso
para la congregación,
la ardua recolección
del dinero de los fieles.
Y aunque en realidad son “cheles”,
como bien dice Ezequiel,
para buscarse lo de él,
mueve paños y manteles.
Haciendo de la ignorancia
todo un medio de sustento,
volvió a montarse el evento
con toda la exuberancia.
Podía verse a la distancia
al bandido de Ezequiel,
a sus nietos, su mujer,
sus chornos y a sus cuñados,
toditos encandilados,
sin nada porqué temer.
Con tal de no desprenderse
del aporte de los fieles,
Ezequiel y sus bedeles
están dispuesto a perderse.
No quieren volver a verse
como en el año pasado,
en el que no fue montado
este evento religioso,
que genera tanto gozo
entre los enajenados.
Por mi, cada quien que crea
en lo que deba creer,
si le genera placer,
que esta sea su panacea.
Pero el que no se cantea,
diezmando de su dinero,
de acuerdo a estos bandoleros
que negocian la palabra,
no habrá en el cielo quien abra
cuando Dios, pase el rasero.
Juan de los Palotes
2 enero 2022